martes, 19 de febrero de 2013

Frijoles Negros Refritos, mi estilo





Este es uno de esos platos que, si hubiese estado mi hermana en casa, hubiese ido así:
Loli: mmm, no me gustan los frijoles
Vale: chica, pruébalos, están súper buenos!
Loli: si ya los he probado, pero NO. ME. GUS. TAN!
Vale: bueno, yo te pongo un poco y si no te gustan, los dejas. 
… a los días después
Loli: Vale, ¿porqué no haces frijoles refritos otra vez?
La última frase podría repetirse un par de veces al mes- incluso con más frecuencia dependiendo de las ganas que yo tuviera de hacerle caso. La historia por supuesto es ficticia porque cuando comencé a comerlos, ella ya no estaba aquí. Sí pasó con otras comidas, como los crepes de garbanzo, una ensalada que ella bautizó como “ensalada loli” y el helado de chocolate… cómo no. Probablemente asienta con una sonrisa cuando lea esto, pero no estará muy de acuerdo con que los frijoles refritos le gusten. Lo único que me queda es entusiasmarla para que los prepare y los pruebe, que seguro repetirá. Y si no, los dejas chica! (jeje)


Los frijoles refritos han pasado a ser una de mis comidas insignia de los días de semana. No solo es cómodo porque puedo hacer una olla de ellos al principio de la semana y luego ir “refriéndolos” (recalentándolos) al pasar los días, sino que además llenan el alma y la barriga acompañados de cualquier cosa. Con algo de carne quedan de maravilla- el jugo de una carne estofada sobre ellos es un placer increíble, pero también con aguacate, tomate, queso y mucho queso.


No sé muy bien cómo llegué a ellos. Creo que fue buscando alguna manera diferente de comer legumbres, y un viejo recuerdo de los frijoles refritos de la comida centroamericana que disfruté tarde con mis amigos en Miami. Digo tarde y con un pesar enorme. Nancy y Ana, mis amigas con las que compartí gran parte de mi adolescencia en Miami, son  de ascendencia mexicana. Recuerdo los desayunos en su casa y aquella olla de frijoles omnipresente en los fuegos de la cocina, las tortillas hechas por su mamá, el queso, el zumo de naranja: un desayuno de lo más normal. Pará mí era una tremenda aberración eso de comer frijoles por la mañana (aunque, ejem, la verdad es que ya no era tan temprano). En algún momento de mi infancia decidí que los frijoles no me gustaban y arrastré con esa afirmación hasta hace pocos años, por lo que yo optaba por una versión mas americana del desayuno y buscaba un desabrido e industrial pan de molde y unas lonchas de industrial y desabrido queso. Ahora me doy con una piedra en el pecho y digo ¡porqué!, ¡por qué no comí estas cosas antes!. De ser así, hubiese podido disfrutar de esta delicia unas cuantas mañanas, con tortillas caseras, con queso mexicano… ay!


También estaba mi amigo Eddie, de ascendencia “Nica” (Nicaragüense). Su mamá también hacía exquisiteces con frijoles y yo era siempre la rara que les hacía el quite. Recuerdo en particular una vez en que la mamá de Nancy organizó una “posada” en su casa y había mucha comida mexicana que yo me perdí por prejuiciosa… debe ser una de las peores decisiones culinarias que he hecho en mi vida.

En fin, de vuelta al presente. Lo cierto es que ahora, la comida centroamericana me encanta: es tan compleja pero a la vez tan casera. Con un abanico tan grande de sabores y texturas pero a la vez siempre tan familiar. Si bien cuando comento mi fascinación con los frijoles refritos a mis amigos mexicanos me miran con cara de sorpresa y expresión de “¿no los habías probado antes?”, todos coinciden en que están muy buenos y que son muy fáciles de hacer. Muchos de ellos prefieren comerlos con queso, y la idea de gratinarlos también es popular. Yo os presento mi versión en la que añado una cucharadita de cacao en polvo- muy popular en las comidas centroamericanas, que añade complejidad a la preparación. Los pongo en un plato para comérmelos con aguacate y un poco de “pebre” (una salsa de cilantro chilena, que haremos algún día) y queso feta, que es lo más cercano al queso mexicano que he encontrado. Pero la manera de comerlos es interminable: como acompañamiento de carnes, como dip con chips de tortilla, como ingrediente en una ensalada.

Prepararlos es muy fácil si ya tenéis los frijoles cocidos: picad una cebolla, un diente de ajo, y triturad tres cuartos de los frijoles. Luego, en una olla baja, tostad unas semillas de comino y un poco picante. Cuando sintáis el olor del comino, agregad un poco de aceite y freíd la cebolla y el ajo. Luego, poco a poco, agregad los frijoles triturados dejando que la mezcla se espese en cada incorporación. Sobre el espesor de la preparación, id jugando con aquella que os vaya mejor; probablemente para acompañar unos chips irá mejor más seco. Cuando esté listo, agregad el cuarto de frijoles sin triturar, salpimentar y comer. A lo mejor con unos jalapeños.


Si comenzáis con frijoles secos, mirad las anotaciones que hice sobre la cocción en el post de la sopa de frijoles con calabaza y jamón.

Espero que os guste y os atreváis. Están buenísimos y creo que son una buena entrada al mundo de sabores de la comida centroamericana. ¡Así que a probar! Que la vida es muy corta y luego uno se arrepiente.

… me dio hambre.

Frijoles negros refritos mi estilo
4 PERSONAS | 30 MIN | EXTREMADAMENTE FÁCIL
  • 3 + 1 tazas de frijoles cocidos, incluido su caldo de cocción (si no tienen caldo de cocción, 400ml de caldo de verduras/carne, aproximadamente)
  • 1 cebolla mediana
  • 1 diente de ajo
  • 1 cucharada de comino
  • 1 cucharadita de pimiento seco (chilli flakes)
  • 1 cucharadita de cacao en polvo
  1. Opcional: cilantro picado, aguacate, tomate, queso feta
  2. Triturad 3 tazas de frijoles y el agua de cocción con ayuda de un robot de cocina. Si no tienen suficiente agua, agregar 200 ml de caldo de verduras/carne. La mezcla debe ser líquida, como un batido para hacer crepes.
  3. Picar finamente una cebolla y el diente de ajo. Picar el cilantro si tenéis. Reservar
  4. En una olla baja, tostar las semillas de comino por tres minutos o hasta que suelten su olor. Agregar el pimiento.
  5. Agregar dos cucharadas de aceite de girasol (o de oliva) y freír la cebolla hasta que esté tierna. Agregar el ajo y freír por un minuto. Finalmente, agregar el cilantro si se usa.
  6. Agregar un cuarto de la mezcla de frijoles triturados. Revolver atentamente (dependiendo del calor de la olla, los frijoles pueden hacer burbujas escandalosas) y dejar espesar. Repetir esta operación tres veces mas, hasta haber acabado la mezcla. Seguir revolviendo hasta que la mezcla quede con la consistencia deseada. La consistencia que yo prefiero es aquella en que al pasar una cuchara por los bordes de la olla, los frijoles de desplazan hacia el centro y tardan unos 5-6 segundos en volver.
  7. En caso de que se sequen demasiado, agregar agua o caldo de verduras y volver a espesar hasta la consistencia deseada. No tiene perdida.
  8. Finalmente, agregar la taza de frijoles sin triturar para dar textura y el cacao en polvo. 
  9. Servir rápidamente como acompañamiento de una carne, con aguacate, tomate y queso feta, o con chips de tortilla… o todo junto!
-v

3 comentarios:

  1. Puedo prometer y prometo que esta combinación está muy buena. Como Loli también dudé en su momento de los frijoles, pero ahora soy un fan.
    Patricio.

    ResponderEliminar
  2. Que pinta! Des de que Ignasi, un compañero tuyo me recomendó tu blog, no puedo parar de chafardear las recetas!
    Yo hace poquito que he empezado con el mio, si te quieres pasar a visitarlo!
    http://mcbarcelona.wordpress.com/
    Esta receta de frijoles la voy a hacer seguro. ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marta! ya me he dado una vuelta por tu blog también, es chulo! supongo que lo de las piruletas de parmesano lo voy a hacer un día... Seguimos en contacto!

      Eliminar