viernes, 8 de febrero de 2013

Jose's Chicken and Leeks Pie

Especial Cocinando con amigos II: el Jose




Dejaremos el título así siguiendo las indicaciones del maestro cocinero, “(…) una versión del steak pie, y en este caso en concreto sería un chicken & leeks pie”.

Existen comidas que no tienen como objetivo fundamental ser una creación estética perfecta y vistosa de por sí, si no que buscan alimentar, nutrir y cobijar en su sabor y aroma a quien la disfruta. ¡Esto no significa que no sean comidas deliciosas! Sin embargo, lo estético en ellas es secundario, casual o complementario a lo que realmente aporta, que es la satisfacción intensa de quien la come. Por ejemplo, yo tengo una fascinación exagerada por un plato que hasta ahora me sentía un poco avergonzada de disfrutar con tanto gusto, y que entre mi mamá y yo, sabemos que es “mi comida favorita”: arroz blanco con huevo frito y tomate en cubitos.

Sin más ni más, una combinación bastante básica de ingredientes y sabores, y un plato que se monta en un dos por tres y considero demasiado simplón para prepararlo para más gente que no sea yo misma (aunque ahora, repasando el texto con el Patri, me confiesa que también le gustaría comer arroz con huevo algún día). Me preocupo bien poco de como luce mi arroz (pegote a veces) con un huevo y un tomate cortado de manera irregular y puesto accidentalmente sobre todo lo anterior. De hecho, para mí la gracia esta en mezclarlo todo y hacer un revoltijo irreconocible que me devoro mientras está caliente. Y hasta ahora no me había detenido a pensar en ello, pero podría hablar mil cosas de ese plato, de los recuerdos que me trae de la infancia, de lo satisfecha y contenta que me deja cada cada bocado, y la tentación de algún día poner no uno, sino DOS huevos fritos en el plato… qué atrevimiento.


Los americanos- que a todo le ponen nombre, acuñaron este concepto como comfort food (comida de confort, satisfacción). Y con ponerle nombre a esta serie de comidas, sistemáticamente reivindicaron su rol protagónico dentro del repertorio culinario, y ahora validado, la gente del “mundillo” se dedica sin reparos en pulir aquellas asperezas de este tipo de comidas para hacerlas estéticamente atractivas, sin perder su esencia familiar y reconfortante.


 Estas reflexiones están de cierta manera asociadas con la comida del Jose. Al Jose le gusta cocinar, pero más que nada, le gusta preparar comidas que acojan a sus comensales en sabores cálidos, caseros, siempre dando un toque personal. Él mismo dice “yo creo que lo divertido de las recetas es precisamente no seguirlas al pie de la letra!” De todas las comidas que pensé que podría preparar, me sorprendió cuando me dijo que haríamos una versión propia de un plato escocés que comió durante sus vacaciones. Dudé por unos minutos si había transmitido la idea correctamente cuando le propuse cocinar juntos: “una comida que signifique algo para ti”. Pero no había malos entendidos. Jose escogió una plato cálido, familiar y casero tal como le gusta,  lo visualizó en su mente y modificó aquellas cosas en la preparación que mejor se ajustaban a la presentación que quería para transmitir a sus amigos la satisfacción que tuvo para él comer un “pie” en Escocia.

“Cuando estuvimos en Escocia, es muy típico ver "pies" de estos en todos sitios y de todos tipos (incluso llegué a probar uno de ciervo!). Es un plato que no falla en ningún restaurante y en casi cualquier super te los venden preparados. Una vez en casa, me puse a investigar un poco la receta y demás. El auténtico Steak Pie se hace con ternera, pero como en casa no somos muy amigos de comer vaca, recordé que Mireia probó uno muy bueno que era de pollo y puerros, y como siempre, en vez de seguir la receta, hice lo que me dio la gana e hice una versión propia. Por ejemplo, en vez de una tartaleta para contener el estofado utilicé una pieza de hojaldre aparte...”

A diferencia de nuestra reunión con el Uri, donde éramos solo tres comensales, la reunión para cocinar con Jose fue excusa perfecta para reunir al grupo de amigos alrededor de comida, como suele ser. Así que aparte de este apunte sobre las motivaciones del plato, más que de experiencias culinarias, recuerdos de Escocia y reflexiones profundas sobre el steak pie, la conversación fue agradablemente cotidiana, aprovechando la preparación para ponernos al tanto de las últimas travesuras del Bielito (el hijo de Sara y Andrés), las injusticias laborales que nos suceden a varios, y el agitado acontecer político social que nos rodea. Así que mientras Jose iba picando el pollo y los puerros, Sara contaba alguna historia de Biel, y mientras cocinábamos las masitas del pie, el Andrés se metía con el Jose por algún motivo. El Patri daba sus apuntes tecnológicos, y con la Mireia preparamos la mesa para sacar las fotos del plato que montamos en la cocina con el Jose, mientras el resto iba trayendo los vasos, las servilletas, la bebida y poco a poco nos íbamos sentando. Ah! me encanta.

Una vez en la mesa, hasta el incrédulo Andrés se entregó a la calidez e intensidad de una comida invernal y familiar, que aunque venir de las lluviosas tierras escocesas, nos transmitían aquello que el Jose quería que sintiéramos, que era satisfacción y una profunda comodidad de estar entre amigos compartiendo un plato de comida y una tarde juntos.


El chicken and leeks pie del Jose, su comfort food, estaba buenísimo y es relativamente fácil de preparar. Os invito a probarlo. Gracias Jose por este plato.

Chicken and Leeks Pie

6 PERSONAS | 60 MINUTOS | DIFICULTAD BAJA
  • 6 patatas medianas
  • 4 puerros
  • 500gr de pechuga de pollo
  • 400ml de nata para cocinar
  • 100ml de vino blanco
  • Aceite de oliva
  • Sal y  pimienta
  • 1 hoja de hojaldre descongelada
  1. Precalentar el horno a 150ºC
  2. Lavar las patatas y cortar gajos a lo largo como se muestra en las fotos. Disponer las patatas en una fuente, rociar un poco de aceite, sal y pimienta a gusto. Hornear hasta que las orillas estén doradas, 30 minutos aproximadamente. Reservar.
  3. Picar la pechuga de pollo en cubos de 2cm aproximadamente. Calentar aceite en una sartén y dorar las piezas de pollo. Salpimentar y reservar.
  4. Picar en juliana los puerros, y en la misma sartén donde se ha dorado el pollo, cocinar los puerros hasta que cedan al calor y la parte blanca se vuelva transparente.
  5. Agregar el pollo a la sartén con el  puerro y a continuación agregar el vino blanco. Reducir ligeramente por dos minutos. Agregar la nata y cocinar por otros 5 minutos, hasta que la preparación coja cierta consistencia.
  6. Cortar seis cuadrados iguales de la masa de hojaldre (o triángulos, corazones o la forma que os plazca). Disponer en una bandeja de horno y hornear por 10 minutos o hasta que estén doradas e infladas.
  7. Para el montaje del plato, disponer una sexta parte de la preparación de puerros y pollo en el plato, sobre ella, poner un “techo” de masa de hojaldre. Acompañar con las patatas horneadas. Repetir con los platos restantes. Servir de inmediato.


-v

2 comentarios:

  1. Madre mía, qué pinta tienen esas patatas!! Y el hojaldre os ha quedado clavado!
    Además la compañía es insuperable, seguro que fue una gran velada.

    Ya sé qué pedir para el próximo día :)

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  2. Qué pasada. Tiene una pinta buenisima! Si hasta lo huelo desde aqui! Y el grupo de lujo

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