lunes, 14 de enero de 2013

Falafel



¡Preparad la olla para la fritanga otra vez porque hoy haremos falafel!,  aquellas deliciosas bolitas morenas y crocantes que encontramos a lo largo y ancho de la cocina del medio oriente. Podría perfectamente ahorrarme el trabajo de hacerlas en casa y bajar a uno de los múltiples establecimientos de comida siria/turca/árabe-en-general que hay alrededor de casa, pero la simplicidad de su preparación y la oportunidad que me brinda su preparación de mezclar especias así como en una poción mágica, eso merece mi atención.




La primera vez que las comí fue probablemente aquí en España, durante un episodio de comida árabe que tuve no más al llegar, gracias a un restaurante cerca de mi casa que tenía uno de esos menú plato combinado en los cuales siempre me caían un par de bolitas. Pero no fue hasta que estuve envuelta en un renacer nutricional (dieta de Michel Montignac) que me aproximé mucho mas a este sabroso bocado, ya que al ser a base de garbanzos- una legumbre, estaban permitidas en cantidades ilimitadas… ñami.

Para los que no lo sabíais aún, los falafel son unas croquetas de garbanzo remojados (mínimo 8 horas), triturados, al cual se le añaden unas pocas especias por aquí, unas verduritas por allá, un poco de polvo royal también, que deja reposar un rato (una hora como mínimo) para que la masa coja aire y se vuelva esponjosa durante la cocción. Luego se fríen en aceite bien caliente hasta que estén bien dorados, logrando así una costra crocante y un relleno untuoso y aromático.


Tuve por muchos años la ocurrencia de versionar estos bocaditos en pequeñas hamburguesas y freírlas en una sartén como tales. Intenté varias proporciones de garbanzo para conseguir una hamburguesa firme, dorada y que no se secaran al freírlas. Creo haberlo logrado, pero las comía sabiendo que no eran exactamente falafel; fallaba en lograr aquella costra crocante tan característico de la versión original. Hasta que un día, viendo un reportaje sobre un restaurante sirio en Barcelona y del making off de unos falafel que se me hacía agua la boca,  decidí aceptar que mi versión aplanada del falafel no le llegaba ni a los talones y decidí coger mi ollita de frituras, verter aceite, y hacer los falafel como Dios (o Alá) manda.


El resultado fue espectacular. La casa se pasó a aceite, debo admitir, pero hoy he tomado las precauciones necesarias para no convertir mi casa en un puesto de churros y he disfrutado feliz de la vida de mis falafel. El truco está en tener una olla amplia con el aceite caliente e ir insertando rápidamente en él  las bolitas de garbanzo, cosa de que quepan varias a la vez.  Yo he utilizado una olla de 20cm de diámetro, alrededor de 750ml de aceite, y han cabido todos de una vez, para que os hagáis una idea. Tardan aproximadamente 5 minutos en ponerse doradas completamente y es preciso, como con todas las frituras, comerlos a la brevedad.  Lo acompañaremos en esta ocasión de una simple raita de yogurt con pimienta y una ensalada verde que contrastará con la calidez de los falafel.


Con respecto al aliño, a mi me encantan las especias, y siento una atracción fatal por las recetas con extensas combinaciones de ellas. Esta no es la excepción, aunque podéis hacer vuestras modificaciones mientras la vayáis probando. Tened en cuenta si, que los garbanzos tienen un sabor bastante fuerte, por lo que no es recomendable abstenerse sólo a salpimentar la masa. Yo os recomiendo mantener la canela (pieza clave!)  y el comino para tener un sabor complejo e intenso. No os arrepentiréis.

Así que nada, ¡atreveros! Son de esas cosas que cuando se aprenden a hacer, pasan rápidamente al repertorio culinario del día a día… si tenéis una buena campana :P

FALAFEL

4 PERSONAS | 90 MIN  | FÁCIL
  • 200gr (1 taza) de garbanzos secos, puestos en remojo la noche anterior
  • 150gr de cebolla (2 cebollas medianas)
  • ¼ cucharadita de pimiento rojo
  • 1 cucharadita de comino
  • ¼ cucharadita de canela
  • ¼ cucharadita de pimiento molido (chili flakes)
  • ½  cucharadita de pimienta molida
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de levadura Royal
  • 1 ramita de perejil
  • 150 ml de yogurt natural
  • ½ cucharadita de pimienta
  • ½ cucharadita de sal
  • Ensalada verde (lechuga, escarola, etc)
  1. Colar los garbanzos remojados y disponerlos en un bol. Los garbanzos necesitan alrededor de 8 horas para estar lo suficientemente hidratados para esta receta, la prueba de que están buenos es coger uno y apretarlo con los dedos. Si la piel se sale y el garbanzo se parte en dos, es que ya están listos para su uso.
  2. Trocear las cebollas en cuartos y agregarlas al bol
  3. Añadir las especias, hasta el perejil. Mezclar con una cuchara
  4. Con ayuda de un robot de cocina (mini primer), triturad la mezcla hasta obtener una masa homogénea y húmeda. Dejar reposar por unos 40-60 minutos a temperatura ambiente.
  5. Por mientras, preparar la raita agregando la ½ cucharada de pimienta y la sal. Mezclar y reservar en la nevera.
  6. Una vez reposada la masa, poner a calentar el aceite. El aceite estará a punto cuando al dejar caer un trocito de masa, esta sube rápidamente a la superficie.
  7. Hacer una bola/croqueta, con ayuda de dos cucharas soperas como se muestra en la imagen (ver más arriba) e ir introduciendo en el aceite. Repetir la acción hasta acabar con la masa
  8. Freír por 5-7 minutos o hasta que el exterior de los falafel se torne moreno intenso. Girar si es necesario para obtener una fritura homogénea
  9. Retirar del aceite y disponer en un plato con papel absorbente.
  10. Servir los falafel con la salsa de yogurt y ensalada

-v

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