Después de nuestro paseo por el sur de Catalunya en la cata de tomates, era casi obligatorio preparar un plato que les diera el protagonismo merecido. La receta que os propongo hoy viene, sin embargo, de otro paraiso mediterráneo: la Toscana italiana, donde el Patri y yo estuvimos dos veranos atrás, aprovechando que yo por fin me sacaba el carnet de conducir español y estaba ansiosa de andar por las carreteras europeas.
Aquel verano fue todo acerca de comer: comer pasta, comer queso, beber vino, coger moras, y robar uno que otro higo de las higueras del camino (¡solo fue una vez!). Lo mas entretenido de ir en choche por la Toscana era parar a mirar los puestos que populaban la carretera con fruta y verdura de las huertas de alrededor: berenjenas, calabacines, pimientos, melocotones y sandías en cajas o canastos, calientes de estar al sol, con un ligero olor picante a azucar fermentada y uno que otro perro descansando bajo las estanterías del puestito, completaban esos espacios silenciosos al calor de la media tarde.
Fue asi como de camino a florencia, nos encontramos con un par de chavales parados a la orilla del camino con un camión lleno de tomates, melones y sandías. La estampa era graciosa: ambos con el movil en las manos, sentados sobre un cajón a la sombra de una higuera, esperando que pasara la tarde y cumplir con su obligación de estar ahí. Supuse que estarían abiertos a cualquier oferta que redujera la cantidad de tomates del camión- y por consiguiente su tiempo ahi, por lo que nos llevamos varios kilos de tomates y un par de melones por un precio bastante razonable.
Los tomates eran de la variedad pera y estaban rojos y aromáticos, listos para comérselos a bocados. Una vez en Florencia, sabiendo que mis kilos de tomates no llegarían a Barcelona, pensé en preguntarle a nuestra anfitriona, Manuela, una receta para hacer una salsa de tomate al mas puro estilo italiano que me pudiera llevar de regreso a casa, pero ella me propuso hacer con los tomates otra cosa mucho mejor.
Nos paseamos por su jardín y cogimos un ramito de diferentes especias: orégano, albahaca, tomillo y salvia (¡salvia fresca!). Una vez en la cocina, me pasó un trozo de queso parmesano, una bolsita de pan rallado, y me explicó:
"Combina las especias con el queso y el pan rallado y pón esta mezcla en los tomates partidos por la mitad. Luego, en una sartén con aceite caliente, ponlos mirándo hacia arriba. Rocía un poco de vino blanco y deja que se cocinen un poco, justo hasta que el queso se derrita. Verás que buenos quedan, mejor que en una salsa de tomates!"
Seguimos las instrucciones paso a paso y el resultado fue sorprendente. Parecía increible que con tan pocas instrucciones, el resultado de aquello fuera tan espectacular. El aroma de las especias llenaba la cocina y el queso derretido sobre los tomates ligeramente cocinados entraban en la boca para terminar de deshacerse entre los aromas y texturas. Comimos ese día en silencio en aquella casa florentina, disfrutando cada bocado estival y de esa armoniosa mezcla de hierbas frescas.
Manuela fue muy amable conmigo- supongo por mi abrumadora excitación frente a tanta planta, y me regaló un buen ramo de salvia fresca con la que hicimos tomates de esta manera durante todo el verano. Yo hice ligeras modificaciones a la receta, reemplazando el pan rallado por almendra triturada, y descartando las semillas de los tomates antes de rellenarlos con la mezcla de queso y hierbas para que no se deshicieran en la sarten. Trato siempre de utilizar hierbas frescas, pero estos tomates tampoco quedan mal utilizando hierbas secas. En esta ocasión, por ejemplo, sólo cuento con albahaca fresca.
Espero que os guste, es un buen plato para hacer de entrante o de aperitivo con tomates cherry. Comedlos calientes, recien sacados de la sarten, y si queréis hacer más cantidad, podéis prepararlos y meterlos al horno, que quedan igual de buenos.
Arrivedercci!
Tomates Toscanos
3 PERSONAS | 30 MIN | FÁCIL- 5 tomates medianos, maduros
- 60 gr de queso parmesano rallado
- 20 gr de almendra triturada
- 10 hojas de albahaca fresca (o 2 cucharadas de albahaca seca)
- 1 cucharadita de salvia molida
- 1/2 cucharadita de oregano
- 1/2 cucharadita de tomillo
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 taza de vino blanco seco
- Lavar y cortar los tomates por la mitas de forma transversal. Quitar y descartar las semillas.
- Combinar el un bol el queso rallado, el pan rallado, las hierbas y la sal. Combinar bien.
- Rellenar las mitades de tomate con la mezcla de queso. Cuidar que el relleno quede mas o menos compacto en el tomate para evitar que se caiga al ponerlo en la sarten.
- Calentar dos cucharadas de aceite en una sarten lo suficientemente grande para que quepan todos los tomates.
- Disponer los tomates con el relleno hacia arriba y cocinar por 3 minutos. Agregar el vino a la sarten, bajar el fuego, tapar y dejar cocinar unos 5-7 minutos más, hasta que el queso esté derretido y la piel del tomate ligeramente desprendida de la pulpa.
- Servir de inmediato, acompañado de rúcula u otro verde a elección.
me encanto esa recetaaa. se me habia olvidado lo rico que esto era!
ResponderEliminarQue bueno :) Tiene una pinta estupenda
ResponderEliminarGracias! Cuando los preparéis ya sabéis donde dejar vuestros comentarios :)
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