miércoles, 12 de junio de 2013

Cata de Tomates en Joan Castellà



Comencé la semana pasada con una gripe que me tiró a la cama lunes, martes y miércoles. No me había enfermado en todo el bendito invierno, pero esta primavera traicionera con sus cambios violentos de temperatura trajeron a mi un virus que se paseó durante una semana entera por mi garganta, mis oidos, mis amigdalas y mi cabeza. Ay!

Si bien quería sentirme mejor para retomar mis actividades cotidianas, lo que más me asustaba de la gripe esta era que no me permitiera ir el sábado a la segunda cata de tomates en la huerta de Joan Castellà. ¡O pero aun! que anímicamente me permitiera ir, pero sin poder oler o saborear a raíz de la congestión. El año pasado ya me pasó que tenía que estudiar para un examen final y tuve que tomar la difícil decisión de quedarme en casa, y de verdad, no quería perderme por segunda vez consecutiva una cata que creo es única en su tipo.






¿Cata de tomates? Pues si. Pere, el amigo de Joan, se considera un "coleccionista de semillas". Tiene más de un centenar de variedades de tomates y otras cientas de melones y sandías. "Ahora estoy coleccionando leguminosas", me comentaba mientras hablábamos de los tomates, así que donde escucha que alguien tiene una "mongeta" que con un nombre que desconoce, va y coge una muestra.

"Joan es mi heredero de semillas. Él tiene el espacio y las ganas de continuar con esta tradición, asi que aquí ves una muestra de alrededor de cuarenta variedades de tomates que el Joan y su familia han sabido cultivar y cosechar exitosamente". Observo boquiabierta a mi alrededor los diferentes tamaños, colores, formas y olores de los tomates que componen "la colección" de Joan, mientras Pere, mira con orgullo un proyecto que siente también como suyo.

Mi conversación con Pere, el coleccionista de semillas. Agradecimientos a las fotos de Joan Castellà
La familia de Joan era otro de los motivos por los cuales quería ir a la cata de tomates. Son alrededor de tres años en los que han sido nuestros proveedores de frutas y verduras, y si bien los conocí hace un par de años en una feria de productos ecológicos en Barcelona, los intercambios de correos y llamadas teléfónicas con Mercè, la mujer de Joan y administradora del negocio, me motivaban a hacer una visita y conversar con ella en persona.


Y así, estábamos citados a las 9:30 cerca de Amposta, provincia de Tarragona, para comer tomates y conocer, al fin, la finca y a la Mercè. Despues de alrededor de dos horas en coche, llegamos a los terrenos de Joan Castella, un amplio espacio lleno de naranjos, cultivos y un bello invernadero donde se llevaba a cabo la cata de tomates.

Entrar al invernadero fue una grata sopresa. No me imaginaba que aquello de "probar tomates a pie de la mata" como lo describñia la invitación fuera asi, literal. Columnas y columnas de tomateras de diferentes variedades acababan en un pasillo central en el que había unos preciosos arreglos hechos con los tomates de la degustación, platos con pa amb tomàquet, porró de vi, agua y algunos frutos secos. A pie de cada tomatera, un atril con el nombre de la variedad de tomate y un plato con trozos rociados con aceite de oliva y sal para degustar nos esperaban. Entre el verde de las hojas de las tomateras, una gama de rojos, amarillos, lilas y naranjos de los tomates brillaban a la luz de un sol mañanero cálido y amable que se colaba a través de los toldos blancos del invernadero. Todo invitaba a relajarse y disfrutar. Había gente desconocida, pero todo se sentía familiar. Me encontré con Mercè y nos dimos un fuerte abrazo. Me presentó a su hijo, con quien estuve conversando sobre los tomates, y tambien a Joan y a la gente que estaba en ese momento ayudando en el evento, todos viejos amigos de la familia que han trabajado con ellos desde los inicios del proyecto: frutas y verduras cultivadas de manera ecológica.



Después de una grata conversa, nos dispusimos Patricio, mi hermano Sebastian y yo a cumplir con la ardua tarea de probar esos tomates. Los probamos todos. Los cuarenta y tantos. Comenzamos con la idea de hacer un top 10 de las variedades mas ricas pero al poco nos dimos cuenta que sería imposible. Los sabores de tomates variaban en un abanico gustativo que incluía frutas tropicales, cítiricos, mentol, trufas, tierra. Cada uno en su universo, representaban un sabor único y a la vez reconocible. Aquellos tomates cítricos "de ensalada" que me recoraban a la casa de mi abuela, o aquellos carnosos y suaves para hacer una buena salsa. Todos estaban allí. Me di cuenta que, a lo largo de mi vida, he probado muchos de ellos, pero nunca me había parado a pensar que todos sabían diferente.

Diferentes variedades de tomates. Cabe destacar el tomate "banana" en la esquina superior derecha


Sebastian insistía en hacer una especie de ranking, así que al final de la cata, enumeramos con los dedos de las manos aquellos que, si bien no nos entraba un bocado más, volvimos a ellos para volver a degustar. La cosa era: si podemos comer un bocado mas, es porque estan excepcionalmente buenos. Los favoritos fueron:
  • Cherry Groc Rodó (Cherry amarillo redondo). El ganador. Tomate de cocktail, muyintenso y perfumado, con un exquisito balance de acidez y dulzor. Perfecto para comer a bocados untados en una salsa. Le tuve que decir al Sebastián que en la tarde había otra sesión y que no los podíamos comer todos.
  • Zebra, tomate estriado con tonalidades lilas. Sabor trufado intenso, un poco umami. Muy carnoso, no  podia imaginar comiendolo de otra manera que no fuera tal cual: con aceite y sal.
  • Carbon. Similar al Zebra pero más dulce. Fresco y perfumado, me lo imaginé con un queso feta y unas olivas.
  • Rosa Cardedeu. uno de los más dulces y perfumados. De esos tomates con los que se describiría un buen verano, el sabor de tomate que todos tenemos en la cabeza como el mejor.
Mis catadores profesionales, Sebastián y Patri

Despues de acabada nuestra tarea, quedaba preguntar si veríamos algunos de esos tomates en nuestra caja de verduras quincenales. El hijo de Joan nos comentaba que- existen variedades de tomates tan frágiles que es imposible que soporten el viaje a nuestra casa. Lo que han hecho es elegir aquellos con una buena relación productividad/sabor/fragilidad para producirlos en mayores cantidades y enviarlos a los clientes. Sebastian, lo miraba un poco con cara de decepción, en su mente esperando que alguno de nuestros elegidos como favoritos aparezcan en la caja esta semana. Yo en cambio me sentía afortunada, era como si aquellos tomates fueran un fruto efímero que solo nosotros pudieramos probar.

Joan Castellà y yo :)

Después de una visita el resto de la finca acompañados de Mercè, alrededor de las 12 nos dispusimos a marchar. Nos despedimos con mucho afecto de todos los que estaban allí, agradeciendo el bello trabajo que hacen para que podamos disfrutar de estos grandes lujos de la sociedad actual: alimento próximo, de calidad, con sabor, y mas importante, cultivado con amor.

Gracias Mercè y Joan!

PS: este sábado 15 de junio habrá otra sesión de la cata de tomates por si queréis participar. Para mas información, visitad la web www.joancastella.net

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