lunes, 18 de marzo de 2013

Granola Estilo Mamidol

Esto es un postre. O merienda. O un desayuno. O como queráis comerla. Porque la granola va bien tanto en un bol de leche, como sobre un helado o sobre un buen plato de ensalada.  En Norteamérica esta versión crocante de la avena se consume de manera generalizada como “topping” nutritivo y saludable, pero la verdad es que una buena granola no es precisamente de lo mas “light”.  Ese crocante tan re-bueno es producto del caramelo que se forma entre la mantequilla y el azúcar que lleva. Así que mientras más “crunchy” esté una granola, más mantequilla y azúcar lleva. Esto no es para desmotivar a nadie. Simplemente para sentar las bases de la cuestión. La granola esta buenísima, pero no es aquello que sustituiría a un tallo de apio, no nos engañemos.



La granola es una mezcla de copos de avena (u otros cereales) y frutos secos que se mezclan con distintos tipos de azúcar (moreno, miel, siropes, etc) y mantequilla (o aceite) y se hornean para que cojan una textura crujiente. A esta base de avena las cosas que se pueden agregar son infinitas: frutas deshidratada (pasas, arándanos, coco rallado), hasta chips de chocolate u otros complementos.  En mi casa venimos comiendo una versión de la granola desde tiempos inmemorables, aunque no le llamábamos granola sino “avena” tal cual.



Para mi mamá la comida más importante del día era el desayuno. Y no solo en términos nutricionales si no que de tiempo en familia de calidad. Solía decir “el desayuno es la única comida que hacemos todos juntos”, así que no importaba que mi papá saliera de casa antes o después que nosotros, o que mi hermana entrara al colegio una hora después. Todos, a eso de las 6:30-7am estábamos desayunando juntos alrededor de la mesa. Era una costumbre rara que otros niños no entendían, pero que disfrutaban cuando se quedaban a dormir en casa. Porque el desayuno no era cualquier comida. Mis hermanos y yo comíamos  a esas horas: manzana (u otra fruta) con yogurt y “avena”, luego un bol de leche con cereal, y si te cabía, un té con tostadas. Bastante diferente de una leche con un bocadillo exprés de otras casas, así era. Al colegio nos mandaba con una bolsita con “avena” para la hora de la “colación” (merienda), que generalmente era devorada por los compañeros.




La receta que os presento se basa en esta avena que hacía mi mamá. Ella la hacía directamente en una sartén, supongo que por comodidad y restricciones de tiempo. Personalmente me gusta más esta técnica que la de hacerla en el horno, ya que facilita la mezcla de los ingredientes. La versión de mi mamá  llevaba sólo avena y el azúcar y mantequilla mínimamente suficiente para lograr una textura crocante. Yo he relajado las cantidades y añadido un par de frutos secos para darle mas contrastes de texturas.
Os invito a aprovechar las fresas que abundan en estas fechas para comerlas con granola y yogurt, algo así como lo que mi mamá nos daba para desayunar. Qué recuerdos.

Granola estilo Mamidol

2 TAZAS | 30 MINUTOS | FÁCIL

  • ½ taza de avellanas tostadas y peladas(*)
  • ½ taza de almendras largueta
  • ½ taza de arándanos deshidratados
  • 50gr de azúcar moreno
  • 40 gr de mantequilla
  • 1 ½ taza de copos de avena
  1. Cortar las almendras en láminas (o trozos) grandes. Reservar.
  2. Cortar las avellanas en trozos gruesos y reservar
  3. Preparar una hoja de papel sulfurado de unos 30x20 cm.
  4. Poner las almendras y avellanas en una salten un tostar 1-2 minutos hasta que suleten aroma. Agregar la mantequilla y derretir.
  5. Agregar la avena y el azúcar moreno. Revolver con una cuchara hasta que la mezcla comience a coger color tostado- signo de que el azúcar se ha derretido.
  6. Agregar los arándanos y revolver por unos 5 minutos más o hasta que se sienta olor a caramelo.
  7. Disponer la mezcla en el papel sulfurado, distribuyéndola homogéneamente. Dejar enfriar por 30 minutos mínimo.
  8. Comer con yogurt, fruta o como topping en una ensalada.
  9. Guardar en un recipiente hermético por un mes como máximo.
* Si las avellanas están crudas, tostar previamente en una sartén hasta que suelten su aroma, unos cinco minutos, removiendo constantemente. Para pelar, disponer las avellanas aún calientes en un paño de cocina y con el mismo paño taparlas y friccionarlas entre ellas. La cascara se soltará y quedará enganchada en el paño.

-v

1 comentario:

  1. hay que mencionar que no era cualquier fruta si no que era fruta rayada, casi una compota. uhmmm ñami ñami, que rico.

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