jueves, 4 de mayo de 2017

Ensalada Verde con Vinagreta de Tahini



¡Casi lo consigo!

El fin de semana que pasó nos escapamos con el Patri y las nenas (si, ahora es plural) a pasar unos días en la Costa Brava. Con sólo un 14% de batería en el portátil y ninguna posibilidad de cargarlo, me propuse en el viaje hacer un profundo ejercicio de síntesis para postear esta receta antes de que, uno, el portátil se apagara, dos, se acabara el mes de abril y cumplir así con mi promesa de año nuevo, y tres, antes de que la Helena se diera cuenta que estába a más de un metro de distancia mía y demandara con gritos mi total atención. Todo salió bien excepto por una cosa: no había internet en el apartamento donde estábamos, así que en mi frustración, tuve que aceptar que este abril no habría receta.



Aunque no todo es tan malo. La verdad es que no pensé que sería capaz de siquiera entrar a la cocina a preparar algo digno de comer después del nacimiento de Helena, pero su primer mes de vida ha ido mejor de lo que esperaba. Con la compañía de Patricio- que en este embarazo y tras cambiar la ley ha tenido todo un mes de baja paternal, hemos podido disfrutar bastante de tiempo “libre” porque Helena se porta muy bien en realidad. Es un clon de su hermana Amanda, y por lo pronto hemos podido manejar a ambas niñas en un trabajo digno de equipo de competición. Ahora: cuando el Patri vuelva a trabajar y me toque lidiar con ambas a diario... mamá, ven a ayudarme!


Volviendo a la comida: creo que después de unos largos cuatro meses, puedo decir que estoy en el final de mi fase oriental. El evento que marcó este hito fue un cous-cous marroquí que trajeron unos amigos a casa para cenar, cuyos sabores a canela, comino y trigo en granitos (no en masitas de pasta) me fascinó tanto que me di cuenta que llevaba demasiado tiempo comiendo jengibre, miso y soja. Y así en un día, se me pasó la obsesión por los noodles y ramen, y comencé a desear otros sabores del mundo fuera del chino y el tailandés.


En uno de esos días en que con el Patri teníamos unas ganas locas de echarle diente a una pizza precocinada que llevaba en la nevera un par de días, decidí “vestir” esa comida con alguna ensalada que me inventé hace tiempo atrás inspirada en la ensalada Waldorf con un twist medio-oriental. Se trata de una cama de hojas verdes con manzana y nueces- hasta aquí una Waldorf, pero aderezada con una vinagreta de tahini que logra transformar esta ensalada en un plato completo, sabroso y lleno de textura usando de base esta pasta de sésamo. Yo tenía en casa una pasta de Tahini "integral" que oscureció bastante la salsa, además de hacerla un poco grumosa. Os recomiendo mejor usar una pasta de Tahini blanco para una mejor presentación, aunque de sabor igual de buena. La adición de dátiles son como trocitos de caramelo en cada bocado que complementan súper bien con la acidez y textura de la manzana.

En una conversación con mi madre coincidíamos en que la clave para preparar platos saludables sin perder sabor es tener un amplio abanico de aderezos y aliños que otorguen consistencia, riqueza y complejidad. Esta vinagreta de tahini, por simple que parezca, hará que cualquier hoja de lechuga se convierta en eso: una comida llena de sabor y que os dejará satisfechos y contentos. Os la recomiendo para tenerla como receta base para cualquier otra ensalada que queráis preparar.


Os dejo aquí mi ensalada. Con más batería os cuento lo que ha sido esto de pasar de uno a dos niños en casa.

¡Que aproveche!

Ensalada Verde con Vinagreta de Tahini

4 PERSONAS | 20 MIN | FACIL 
Para la Vinagreta
  • 2 cucharadas de tahini blanco
  • zumo de medio limón
  • 1/4 taza de agua
  • 1/2 diente de ajo rallado o picado fino
  • cuatro dátiles

Para la ensalada
  • 200 g de Mezclum- hojas variadas (lechugas, espinacas, rúcula, radiccio, canonigos..)
  • 1manzana verde
  • 1/4 taza de nueces
  • Zumo de limón
  • 5 dátiles medjiol
  • Semillas de sésamo para decorar
  1. Combinar todos los ingredientes de la vinagreta hasta conseguir una textura homogénea y cremosa. La consistencia ha de ser más bien líquida para que pueda combinarse bien en la ensalada. Jugad con la cantidad de agua dependiendo de la consistencia de vuestra pasta de Tahini. Reservar.
  2. Cortar la manzana en láminas y remojar en agua con limón un par de minutos para que no se oxiden en la ensalda.
  3. Deshuesar los dátiles y cortarlos en daditos pequeños. Reservar.
  4. Para emplatar la ensalada, disponer las hojas de lechuga en un cuenco. Agregar un poco de sal y aceite a las hojas. Agregar las láminas de manzana, los dátiles y las nueces. Regar con la vinagreta por sobre la ensalada. Decorar con semillas de sésamo. Servir al momento.
-v




1 comentario:

  1. Buenísima! Yo como cocinera en prácticas la he sabido hacer y les ha encantado.

    Un besito

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