Tenía ganas de escribir. Ha sido un verano tan lleno de vivencias, buenas noticias, reencuentros y nuevos amigos, que el único motivo por el cual no me he sentado delante del blog es por estar precisamente viviendo todo esto.
Ahora entrando septiembre parece que todo se calma. Barcelona muestra un otoño adelantado, la habitación de invitados ha quedado vacía, y Patricio y yo nos preparamos, después del éxtasis inicial, para nuestro nuevo y emocionante proyecto familiar (más detalles por venir).
El tiempo en la cocina no ha sido poco, con casi cuatro visitas encadenadas de amigos en casa (David y Ximena, Tomas y la Carla), he estado entretenida cocinando para ellos y disfrutando de largas y conversadas cenas. También he tenido tiempo de probar nuevas recetas- tengo un libro nuevo de cocina de Jerusalen que me muero por compartir!, aunque no he tenido mucha suerte con los resultados de mis experimentos culinarios. Estuve envuelta en una serie de inventos con jamón dulce para el concurso de cocina de la revista Cuina, pero nada bueno salió. Para el próximo año será.
Para lo que sí he sido buena, ha sido para cuidar a mi querido esposo después de su visita al dentista. Los hombres tienen ese umbral del dolor situado en lo comparable a un dolor de uñas en escala femenina, lo que dificulta enormemente la empatía con su dolor. Mi marido, pobre, estuvo casi postrado en la cama, sin hablar durante dos días, cuando le sacaron las dos primeras muelas del juicio. De vuelta del verano, tocaba sacarse el otro par de muelas restante, para lo que repetimos las escenas post-operatorias en una casa donde la comunicación era con señas y en silencio.
Para que comiera otra cosa que no fuera gazpacho y yogurt batido- como en la operación anterior, preparé esta sopa de puerros y manzanas que me recomendó mi amigo Nachito hace un par de semanas. Lo divertido fue que, a pesar de su riguroso post-operatorio mudo y de ingesta de líquidos, no se pudo resistir a comer un buen muslo de pollo asado cuando comimos al día siguiente en casa del Jose. Patatas y pollo, para ser más exacta. Y pastel de postre. Seremos justos y diremos que tardó bastante en comerse el “pollito”, pero se lo comió. Asi, la sopa del día domingo pasó a ser de un plato único, a un mero entrante antes de un plato de pasta.
… Hombres!
Ahora, sobre la sopa.
La sopa tiene su origen en la famosa Vichyssoise, una preparación a base de puerros, patata y cebolla que se come fría y tiene un debatido origen americano-francés. Queda estupenda como aperitivo o entrante. Nuestra versión lleva sólo puerros y manzana, pero la preparación es similar. Doramos los ingredientes en mantequilla y terminamos de cocinar en un caldo de pollo o verdura. Una vez trituramos y colamos las verduras para obtener una sopa, acabamos de darle consistencia con un poco de leche evaporada y la servimos decorada con la “floritura” deseada (así decía la receta que me pasó el Nachito). Así tal cual, entre tibia y fría, ya que esto permite que el dulzor del puerro y la manzana no coja tanto protagonismo y de espació a otros sabores más frutales. Para decorar, yo utilice un poco de cilantro fresco picado fino y unas gotas de aceite de oliva de la Viñeta, una viña hermosa que tuvimos la oportunidad de conocer este verano. La receta es totalmente escalable a vuestra demanda de comensales, y la simpleza de la preparación es un punto a favor.
Os dejo la receta. Tanto si es para atender a un enfermo con problemas de comida, como si es para recibir a los invitados. Probadla, que seguro os encantará.
Sopa tibia de Puerros y Manzana
2 PERSONAS |30 MINUTOS | EXTREMADAMENTE FACIL
- 400gr de puerros (2 puerros grandes, aproximadamente)
- 200 gr de manzana (1.5 manzanas medianas)
- 20 gr (1 cucharada) de mantequilla
- 500 ml de caldo de pollo (o verdura)
- 200 ml de leche evaporada
- sal y pimienta
- “floritura” para decorar
- Lavar y picar los puerros, descartando la parte más verde (y fibrosa) del tallo.
- Lavar y picar las manzanas, conservando la piel y el corazón.
- Poner en una sartén la mantequilla con un poco de aceite a fuego medio. Una vez derretida la mantequilla, agregar las manzanas y la cebolla. Rehogar hasta que los puerros cedan y la manzana se dore ligeramente, unos 7 minutos, aproximadamente.
- Agregar el caldo a los puerros y manzanas, llevar a ebullición, bajar el fuego, tapar la sartén y dejar cocinar unos 20 minutos, hasta que la manzana este blanda.
- Una vez cocinada la sopa, poner el contenido en un vaso de liquar y triturar la mezcla con ayuda de un robot de cocina. Luego, pasar la mezcla por un cedazo y descartar los restos sólidos.
- Volver la mezcla a una olla y agregar la leche evaporada. Calentar hasta el punto de ebullición y apagar.
- Salpimentar a gusto.
- Enfriar la sopa unos 30 minutos a temperatura ambiente o en la nevera. Decorar con cilantro fresco, virutas de jamón o crutones de pan.
- Servir en vasos de aperitivo o cuencos de sopa.
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