A los que nacemos en estas fechas cerca del final del año, se nos juntan inevitablemente dos tipos de
reflexiones: una que tiene que ver con el año más de vida y su eterno análisis de “expectativas” versus “vida real”, y la otra menos trascendental pero igual de complicada que es la evaluación de lo que hicimos este año natural y lo productivo/necio que fue.
Hoy es mi cumpleaños y estamos a una semana de que acabe el año así que me tocan ambas
reflexiones, y aunque no es mi intención aburrir a la audiencia con estas cavilaciones, la sensación promedio es de mucha satisfacción por un(os) año(s) en que me siento afortunada de la vida y espero con ganas los retos que vienen en los años venideros, aunque eso signifiquen más canas y menos tono muscular.El postre que comparto hoy con vosotros ha querido entrar en el blog hace muchísimo tiempo. No en la forma en la que se presenta hoy, pero en su forma original, el famoso “pie de limón” de mi Mamá, la Mamidol. Como ya sabéis, esperaba yo el momento preciso, las circunstancias perfectas para elevar este dulce un puesto que equiparara el enorme valor emocional que tiene para mí, pero de todas las veces que estuve en Puerto Rico, nunca lo preparamos juntas de manera que pudiéramos sacarle fotos y escribir sobre ello.
Y es que uno de mis recuerdos más preciados de la infancia es cuando acompañaba a mi mamá a preparar este pie y esperaba con ansias el momento en el que ella me dejaba cucharear la olla donde había echo la exquisita crema de limón que lleva el pie. Y yo raspaba prolijamente todos los restos de crema de la olla y me relamía los bigotes de lo buena que estaba, aunque sólo eran unos pocos pegados. Una vez mayor le pregunté a mi mamá por qué, estando tan buena la crema sola, nunca la hizo para comerla sin más; ¡la receta es tan fácil! pero ella sólo encogió los hombros, sin saber qué decir. Lo irónico es que yo, hoy en día, tampoco hago la crema si no es para montarla en forma de postre elaborado, y sigo disfrutando de los restos pegados de la olla como cuando era pequeña, pensando “¡por qué no habré hecho más!”. Es así, la crema es del pie de limón.
La presentación del postre de hoy en comparación al original tiene la ventaja de prescindir del horno y montarse en media hora. En serio, podéis tener un verdadero manjar para- por ejemplo, la comida de navidad de pasado mañana, con muy poco esfuerzo. Lo que he hecho es sustituir la base del pie de la Mamidol (su secreto, que comparte a medias y que nunca me queda igual que a ella) por trozos de galletas de mantequilla y montarlo en vasos individuales, para que a todos les toque la misma ración. La idea ha triunfado todas las veces que lo he hecho, ya que tiene toda la frescura de la crema de limón cuya tremenda cremosidad complementa perfectamente con un merengue italiano esponjoso y ligero. Las galletas aportan aquel contraste de textura, aunque si queréis prescindir de ellas no lo veo una total aberración.
Lo mejor es la facilidad de hacer la crema. Agua, yema de huevo, ralladura de limón y azúcar se baten y calientan hasta justo antes del hervor para luego añadir unas cucharadas de maicena diluida en más agua y el zumo del limón para la acidez. Con respecto al merengue, yo hago uno estilo italiano mezclando las claras con igual parte de azúcar en una olla a fuego bajo hasta que se diluye completamente el azúcar. Luego se baten a velocidad media para montar un merengue brillante y firme siempre. No falla.
Os dejo la receta. Y también espero que este año haya sido bueno para todos y que podamos seguir compartiendo nuestro amor por la cocina muchos años más.
Postre de Limón y Merengue Estilo Mamidol
6 PERSONAS | 30 MINUTOS | FACIL
Para la crema de limón:
Para el Merengue
- 150 + 50 ml. de agua
- 50 g. de azúcar
- ralladura de 2 limones
- 1 yema de huevo
- 2 cucharadas de maicena
- 25 g. de mantequilla
- 70 ml. de zumo de limón (mas o menos 1,5 limones)
Para la base
- 100 g. de clara de huevo (alrededor de 3)
- 80 g. de azúcar
- 160 g. de galletas de mantequilla (yo utilicé de la marca Border Biscuits)
- 6 vasos de vidrio de 125 ml. aproximadamente (como los de yogurt)
- Menta para decorar y ralladura de limón para decorar.
-v
- Comenzar preparando la crema de limón: diluir la maicena en los 50 ml. de agua y reservar.
- En un cazo verter 150 ml de agua, el azúcar, la ralladura de limón y la yema de huevo. Batir vigorosamente hasta obtener una mezcla homogénea. Poner a fuego lento y remover con una cuchara de palo mientras la mezcla se calienta.
- Antes de que comience a hervir (cuando se vean las primeras burbujas por la orilla del líquido) añadir la mezcla de maicena y continuar revolviendo. Cocinar la crema a fuego lento hasta que la maicena transparente por completo y coja consistencia.
- Una vez cocinada la crema, alrededor de 3 minutos, Apagar el fuego y añadir el zumo de limón y la mantequilla. Mezclar bien y reservar.
- Mientras la crema se enfría, hacer el merengue. Poner en un cazo las claras de huevo y el azúcar. Poner a fuego bajo y cocinar hasta que el azúcar se diluya completamente, sin dejar de revolver. La prueba que suelo hacer es meter los dedos en la mezcla y comprobar que no hay ningún cristal. Esto suele tardar unos 3-4 minutos.
- Una vez disuelto el azúcar en las claras, batir el merengue por 10 minutos o hasta que se ponga duro y brillante. Reservar.
- Para el montaje del postre: desmigajar las galletas en trozos grandes y pequeños. Verter alrededor de una y media galleta en cada vaso.
- Con ayuda de una cuchara, verter dos cucharadas de crema de limón en cada base. Si queda, repartirlo equitativamente.
- Con ayuda de una manga pastelera, o una cuchara, verter el merengue sobre la crema de limón hasta la altura del vaso.
- Decorar con ralladura de limón y hojas de menta. Se puede servir inmediatamente, aunque gana mucho si se refrigera por un mínimo de 2 horas.
Bello y delicioso como siempre. Feliz cumpleaños, que vengan muchos mas de ricos sabores.
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