Ha pasado casi medio año desde la ultima entrada. La Amandita, que en ese entonces tenía tres meses, ha crecido hasta cumplir nueve, ha ganado unos 10 centímetros de altura, tres kilos más de peso, y ahora come frutas, verduras, cereales, pan, galletas (básicamente lo que le pongas en las manos), ríe todo el día, y duerme plácidamente toda la noche en su habitación. ¿Envidiable para algunos? Pues sí. Con el Patricio hemos dejado de contar nuestra realidad paternal con tanta excitación, después de darnos cuenta que esto está lejos de ser lo normal para otros padres que no duermen, no comen, o se tiran por la ventana en cualquier momento. Somos unos padres afortunados.
Pero no todo es color de rosas...